El camino hacia las cero emisiones


Las entregas de último kilómetro son un tema importante que está llegando sigilosamente al mundo de la venta al por mayor, la distribución y la logística y que seguramente seguirá sobre la mesa durante algún tiempo.


Aquellos que envían productos a Londres ya saben que hace poco la ciudad puso en marcha la Zona de Ultra Baja Emisión (ULEZ) a fin de reducir la contaminación atmosférica, la cual constituye una amenaza para la vida. Los 12,50 £ por trayecto (o 100 £ para los vehículos pesados) suponen un coste adicional que las empresas logísticas tendrán que afrontar y que, consecuentemente, los mayoristas y distribuidores del país acabarán por asumir o hacer repercutir en sus clientes tarde o temprano.


Parece lógico pensar que Londres no será la única ciudad del Reino Unido que imponga tasas de congestión. De hecho, el centro de Birmingham, en pleno corazón del país, está considerando implementar un impuesto de congestión en 2020. Manchester, Glasgow, Leeds, Liverpool… hay que ser muy optimista para pensar que estas ciudades no tardarán mucho en implementar sus propias tarifas de congestión.


Sería fácil poner los ojos en blanco ante más gastos para los envíos diarios (a pesar de que probablemente estará de acuerdo con que vale la pena intentarlo y limpiar el aire un poco), aunque pasarse a flotas eléctricas o a empresas logísticas que ya lo están haciendo eliminaría dichos costes adicionales.


Asimismo, si quiere ser realmente innovador, hay subvenciones para los interesados en bicicletas de carga eléctricas para entregas de último kilómetro dentro de Londres. Empresas como DHL y Sainsbury’s ya están experimentando con este formato.


En ciudades como Londres, en las que últimamente se ha puesto mucho empeño en disuadir a la gente de comprar vehículos a motor particulares, cada vez hay más repartidores que se desplazan en transporte público, con inteligentes opciones de almacenaje que ofrecen empresas como Milwaukee y sus bolsas de almacenaje blandas, las cuales permiten viajar al trabajo con una tarjeta Oyster y sin tener que preocuparse de poner gasolina o pagar las tasas de congestión.


Naturalmente, el “aligeramiento”, la electrificación y el saneamiento de la industria automovilística repercuten sobre los proveedores de elementos de fijación y herramientas que colaboran con el sector del automóvil. No obstante, la purificación del aire es algo que afectará a cualquier compañía que utilice la carretera para suministrar sus productos, ya sea para enviar tornillos a Londres, Birmingham, Madrid o Nueva York.

Jonathon Harker

Editor